Andrés Raggio*
Las relaciones entre China y los países de la región latinoamericana han evolucionado de forma notoria en los último años, sin embargo un aspecto destacado en los últimos años es el establecimiento de hermanamientos entre localidades chinas con sus pares latinoamericanas, las cuales forman parte de la política exterior china, abriendo una gama importante de oportunidades que merecen la pena ser estudiadas.
El relacionamiento entre China y los países de América Latina, tanto a nivel comercial, de cooperación, como político se encuentra posiblemente en su punto más alto. Aunado a que China se ha convertido en uno de los socios comerciales más importantes de la región, si no el más importante, también se observa una cooperación cada vez más significativa. Este aspecto es clave, ya que la cooperación china ha compensado la disminución en cooperación recibida por algunos países de la región, dado las categorías utilizadas por los países tradicionalmente cooperantes, lo que restringe la posibilidad a varios países de la región de ser receptores. A esto se debería sumar la gran cantidad de donaciones de insumos médicos en el marco de la pandemia, así como la disponibilidad para acceder a vacunas chinas. A nivel político, el acercamiento bilateral está marcado en gran medida por los compromisos asumidos en el marco de las asociaciones estratégicas de diferentes niveles, mientras que a nivel multilateral el Foro China-CELAC ha establecido varios subgrupos de trabajo que, con o sin avances, demuestran la existencia de una agenda compartida.
La política exterior de China relativa a la región no se limita a lo mencionado. De la mano con lo anterior, un aspecto promisorio de relacionamiento y pocas veces considerado es el establecimiento de Ciudades Hermanas, a las que llamamos “hermanamientos”. Si bien esta modalidad de relacionamiento no es nueva, forma parte de la política exterior china en su relacionamiento tanto bilateral como multilateral. De hecho, la política exterior china incluye este mecanismo en relación a América Latina en los dos libros blancos publicados por el gobierno en 2008 y 2016 (Vadell, 2018). A su vez, un espacio de profundización se da en el marco del Foro de Cooperación entre Gobiernos Locales China-América Latina, el cual está “destinado a promover la cooperación amistosa entre los gobiernos locales de ambas partes” (Departamento de América Latina y el Caribe del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, 2016). Por tanto, no cabe duda de que los hermanamientos son parte de la política exterior china, que, si bien se da a otro nivel, no escapa a la lógica nacional.
Así las cosas, los gobiernos locales también tienen oportunidad de colocar temas en la agenda exterior (Chen, 2017). Tal como señala Niño (2014, 7), es un “proceso que tiene una doble naturaleza: por un lado, son las propias ciudades las que se lanzan a una creciente acción internacional. Y por otro lado, la misma viene también animada por las instancias centrales”.
Los hermanamientos han complejizado la política exterior de los países en la medida en que estos procesos consolidan en la arquitectura de las relaciones internacionales a nuevos actores. Adicionalmente, se produce una amplitud temática en un marco acotado de agenda, que puede o no competir con los temas de agenda de las relaciones bilaterales; al tiempo que aumenta la incidencia en la toma de decisiones de los gobiernos locales, así como abre la puerta a formar parte de la gobernanza internacional.
Al mismo tiempo, en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) también se promueve el intercambio entre localidades. Dicho mecanismo se repite en los distintos Memorando de Entendimiento firmados por los países de la región en el marco del BRI. Precisamente el área de “Vínculo entre los pueblos” específica la promoción del intercambio entre los pueblos, así como “el desarrollo de redes entre ciudades hermanas” y la firma de acuerdos de cooperación en ámbitos como: educación, cultura, salud, turismo y bienestar público”. Esto permite confirmar que los hermanamientos están en la mayoría de los canales utilizados por China para relacionarse con la región, siendo parte de su política exterior.
Por tanto, existen muchos motivos que empujan a estudiar en profundidad a los hermanamientos, así como contar con una idea clara de su impacto en la región, qué temas sobresalen, qué pueden aportar los casos exitosos y qué oportunidades se pueden generar.
*Andrés Raggio. Asistente de Dirección Cátedra China Contemporánea, FLACSO Secretaría General, Costa Rica. Candidato a Doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad del Salvador, Argentina. Coordinador de la Sección Uruguay de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África (ALADAA). Correo electrónico: araggio@flacso.org
El contenido de este artículo es de responsabilidad exclusiva de su autor y no compromete la postura de la SG-FLACSO.
Referencias
Chen, Z. (2017). “Coastal provinces and China’s foreign policy making”. China's Foreign
Policy Making (1st ed., pp. 201-222). Routledge. https://doi.org/10.4324/9781315260457
Departamento de América Latina y el Caribe del Ministerio de Relaciones Exteriores de
China (2016). ABC sobre el Foro China-CELAC. Recuperado de
http://www.chinacelacforum.org/esp/ltjj_2/P020161207457618108481.pdf
Niño, Ignacio (2014). “China y la diplomacia pública urbana: caracterización a partir del caso
de las grandes ciudades”. 4º Simposio Electrónico Internacional sobre Política China,
Observatorio de Política China. Recuperado de
http://www.asiared.com/es/downloads2/14_3s_ignacio_nino_perez.pdf
Vadell, J. (2018). “El Foro China-CELAC y el nuevo regionalismo para un mundo multipolar: desafíos para la Cooperación Sur-Sur”. Carta Internacional, 13(1). pp.6-37.
https://doi.org/10.21530/ci.v13n1.2018.733
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